"Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído." - (1 Reyes 10:6-7)
Cuando predicamos el evangelio a nuestros familiares y amigos intimos, ocurre con frecuencia que deseamos que inmediatamente después de expuesto el mensaje crean en el, pero tenemos que saber que esto no es así muchas veces.
La gente esta cansada de oír palabras y pueden confundir la predicación de Jesús con una filosofía mas.
Pero cuando a un cristiano se lo oye predicar de lo que Dios hizo en su vida, se puede comprobar la veracidad del testimonio de lo que predica y se hace eco en el tiempo de esa verdad, entonces no hay forma que el mensaje de Jesús no sea aceptado.
Como cristianos tenemos que saber que no alcanza solo con palabras para predicar el evangelio y contar el testimonio de lo que Dios ha hecho con nosotros sino que hace falta ser un testimonio duradero y visible de la obra de Dios.
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